jueves, 21 de julio de 2011

Mi vendedora de seguros


Mi vendedora de seguros.
Así como lo digo. Mi vendedora de seguros. O mas elegantemente mi asesora.
Si no fuera mía ¿Cómo haría para verla hasta en la sopa? En todas partes me la encuentro, me llama, sueño con ella. Bueno, pesadillas pero de todas maneras, sueños. Ni crean que sueños eróticos. Si así, sin darle confianza, me lleva cómo me lleva, ¿Qué tal que se me ocurriera un mal pensamiento? Me tiene como “poseído”, pero del demonio.
¡Vos si sós ingrato! Me refriega. ¿Cómo que no te acuerdas de mí? Si yo soy amiga de Fulanito. Nos conocimos en Tal Parte. Y dele.
No me quedó más remedio que arriesgarme: pues claro ole.¡ yo si soy elevado! Si vos sos Rosa María, la de Maceo. Balbuceo tratando de acertar. No mi querido. Yo soy Luz Mariela, la de Frontino.
Bueno mija sigamos la conversa que yo no doy bola. ¡Con esta memoria!
El que al parecer, según van las cosas, pasará a mi historia, como un fatídico encuentro, ocurrió en la vigésimo tercera convención de escritores varados y frustrados (CEVF). Allí se apareció con una pinta como de filipichín. Aunque a decir verdad, primera vez que se me ocurre pensar ¿si habrán filipichines hembra?, es decir filipichinas. No la describo porque quedo en evidencia.
Andaba con otra amiga, esa si “muy tiesa y muy maja”. No me atrevo a pensar, que hacía parte de la conspiración. Pero ¿Quién va a llegar sola a una barra de patos? Saludó a todos por el nombre y con semejante información, tocó: síganse y se sientan.
¿Un aguardient…? Si, si, si, si. Pero un momentico: que no tengamos que rogar tanto. Agregamos de manera alegre, sin saber lo que nos corría pierna arriba.
Aguardientico va, ¿cómo es tú teléfono? chiste viene ¿Dónde es que vivís? ¿Cerquita a Perano? Ve, yo como voy de harto por allá y “en menos que se persigna un ñato” estábamos todos, más reseñados que un extraditable.
Unos días después pasaba yo, no les digo por donde, pues eso hace parte de la reserva sumarial. Y me voleó la mano con efusividad de vieja amiga. Casi que no la distingo, porque ya, no tenía eso que los filipichines se ponen en la cabeza y que tampoco puedo decir. Pero por pena de hacer un desaire, me acerqué y sin saber cómo, ya estaba sentado a su lado.
¿Cómo les acabó de ir en la Convención? Muy bien, ponencias muy interesantes, va a empezar una Locomotora a darles una sopita diaria a todos los escritor….
Oiste ¿vos cuántos es que hijos tenés? Que me acuerde once, contesté tratando de volverlo charla. Ah…. Pero les hizo muy buen tiempo en la Convención. Si ole, todos los asistentes estaban muy contentos porque (empecé tratando de extendérmele bastante para no dejarla hablar, porque me pareció sospechosa la pregunta).
Pero nada. Me suspendió y retacó. Oiste ¿vos tenes póliza de seguro? Y me empecé a marear. Creo que me puse pálido, se me bajó la presión. Si digo que sí. Malo. Si digo que no. Malo. Si digo que no sé, peor.
Sí, tengo una póliza muy buena.
Ah….
Y ¿Cómo te parece lo de Obama? Ya están los bancos empezando a devolverle los cheques.
Esta si es mi oportunidad, pensé para mis adentros. A mí que todos los días me llaman de la Usa. Que en la Guait Jaus (la llaman la Casa Blanca, porque no tuvieron con que pintarla y apenas les alcanzó para una “manito” de cal) están comiendo puro “arroz pelado”, es decir sin una “brinchita” de carne. Que a Rosmira la del servicio hace tres meses no le pagan. Que mandaron un Obamita chiquito a la tienda de la esquina por un cuarto de sal. Nanay. Que ya a esa libreta no le caben más apuntes.
Le cuento que los invite para que se vinieran una temporada para Hispania, mientras pasa la borrasca. Que por lo demás, ellos con ese colorcito que se mandan, quedan mejor comiendo yuca y plátano, que cereales con jugos “light”.
Pero nada, ni siquiera las desgracias de esos negritos conmueven a Mary.
Pa´lante . Y… ¿Cuánto pagas de cuota mensual? ¿Trescientos o cuatrocientos? Cierro los ojos y trato de esculcarme a cuál de las dos cifras me parezco más y se me viene una idea que me hace creer que me voy a lucir. ¡la cuota es anual!
Y ¿Cómo te pareció el penalti que botó Falcao? Pregunta que sin duda es para disimular, pues intuye que se está volviendo muy evidente la entrevista.
Yo que me vi el partido sin espabilar y me quedé con el Pirata hasta medianoche, comentando las tristezas del futbol colombiano, ahí mismo le suelto la retahíla.
¿Oiste y te devuelven plata? Porque muy maluco uno pagando un seguro para cuando se muera.
“Vos pagás una cuota y cuando necesités plata ellos te la devuelven”. Esa fue mi oportunidad: Oites vos y ¿no será que ellos me pagan una mensualidad y después me buscan para que yo les preste?.
Me logré salvar porque en esas llegó un “marrano”, feliz porque pudo amarrar su mula en un poste y llegar a concluír el “negocio”. Ya debe estar metido en una póliza de once varas.
Salí volando y cuando me sentí a salvo empecé a caminar despacio y a meditar.
Me sumergí en recuerdos.
He tenido toda clase de pólizas. Recuerdo cuando don Libardo Serna y Julio Tabares, hacían trueque de pólizas por frisoles y arroz.
A don José Betancur le aplicaron una que pagó toda la vida. Pero “el frisolero” duró tanto, que a nadie le tocó nada, pues cuando murió don José, ya hacía mucho tiempo habían hecho lo mismo los citados agentes y las compañías Aliadas y Seguros Bolívar habían sido liquidadas.
“Para que tu familia no tenga problemas cuando te mueras”. “Porque tu muerto, que problemas vas a tener”. “Incluye gastos de entierro”. Mejor dicho a vivir tranquilo.
¡Tranquilo! La llamada diaria ¿vas a dejar perder esa póliza tan buena? Y que va a hacer la pobre señora con todos esos “buchichorriados”. Mija pero si pagué ayer. Y riposta: pero es que ya llevabas veintinueve días de vencido.
Después se apareció mi primo Care Nudo, con las novedosas pólizas en dólares. ! Pedía una botella de Aguardiente en el Bar Ganadero, cada que le delatábamos un presunto cliente. Fuimos informantes. Te las pagan, mejor dicho: ¡puros verdes para la viuda!
Después, la llamada de siempre: aprovecha a pagar hoy, que el dólar bajó. ¿y será que me toca esperar a que el dólar suba para estirar la pata?
La verdad, todas mis pólizas se han muerto primero que yo. Su póliza expiró. Es decir se murió. De una muerte muy dolorosa. Por inanición. Por no tener con que darles el sustento mensual. Me avisan de la Compañía.
¿Por qué si la póliza se muere, no me pagan el seguro a mí? 0 ¿es que tiene otro?
Y yo aquí dando lidia. No he tenido la oportunidad de morirme para ensayarlas. Para comprobar si es verdad todo lo que prometen.
Pero de todas maneras tienen sus ventajas. No me han dejado engordar. Por eso soy tan esbelto.
Volviendo a mi preocupación diaria. Por precaución estoy yendo a la oficina en la maleta de un taxi y entro por el ascensor del garaje, mientras me crece la barba y me traen de la USA un sombrerito y un vestido de los que usan los AMIS.
Pero vean como son las cosas. Al amigo que me referenció ya le mande celebrar, en agradecimiento, tres misas: de REQUIEM.
Y me empezó el síndrome del secuestrado. Estoy empezando a creer que mi vendedora es una vieja muy verraca y arriesgada: ¿ofrecerme un seguro de vida?
¡A mí! Que sólo me falta que me pongan los dos taponcitos de algodón en la nariz y me tiren al cajón.
Benicio Uribe E.
Julio 21 de 2011.